miércoles, 26 de mayo de 2010

Encuentro

Pudieron ser varios años o varias semanas en las que se reflexionó en su existencia. Ya no importaba. Aburrida de ella misma, esa mañana se levantó, decidida dejó que su cabello crespo y despeinado por sus sueños sea libre y se abrazase a los instintos de desmesura. Ese día sólo aspiraría a la negligencia para hacer todas las pequeñas y grandes, dulcísimas, maldades que el mundo le había prometido cobardemente mientras se acariciaba el ombligo.
Un hálito de terror desnudó el velo de su mirada y se miró sobre el vidrio de la ventana.