miércoles, 31 de marzo de 2010

Esperanza

Había días en los que se levantaba derrotada. Como hoy, que sin ganas de nada puso el agua a calentar mientras escuchaba la chicharras a través de la ventana. Apoyada sobre la mesada se comía la piel de las uñas, perdía la vista en los árboles buscando chicharras que nunca aparecían. Siempre cantándole al verano y escondidas, como una migaja de esperanza para el invierno, y aunque el frío bien venía y las enterraba a todas en la tierra a dormir frías y mudas, cada verano saludaban y despedían el sol.